En BDSM, el collar supone un símbolo de sumisión y de compromiso; se puede equiparar a un anillo dentro de un matrimonio, pero en este caso está relacionado con actitudes de esclavitud.
El collar es uno de los grandes elementos del BDSM. Los sumisos tienen la obligación de llevar puesto el collar cuando su amo lo estima oportuno.
Tipos de collares sado
Existen diferentes tipos de collares sado, cada uno de ellos está pensado para un momento determinado de la relación entre amo y sumisa. Desde el collar de consideración hasta el más restrictivo, el collar virtual. Os contamos a continuación para qué momento está ideado cada uno de ellos y, por lo tanto, qué tipo de collar utilizar en función de la situación en la que te encuentres con tu sumiso.
Collar de consideración o protección
Se trata del collar inicial. El collar de consideración es aquel que se utiliza al comienzo de la relación entre amo y sumiso. Se utiliza este collar en una especie de “periodo de prueba” en el que amo y sumiso están testando la relación, comprobando su compatibilidad y también la posibilidad de que, en el futuro, la relación se afiance y puedan comenzar a utilizar los collares más avanzados, que explicamos a continuación.
Collar de entrenamiento
El collar de entrenamiento se coloca siempre que se haya superado ese periodo de prueba inicial, tras el que ambas partes han decidido continuar con la relación de dominación-sumisión. Este collar supone un segundo nivel de BDSM, y su uso implica una aceptación por la parte sumisa de ser entrenada por el amo.
La etapa de entrenamiento es el momento en el que el sumiso y el amo resuelven sus dudas sobre su relación, ya que pueden tomar la decisión de abandonar el rol en caso de que la relación con la otra persona no les resulte del todo satisfactoria.
Collar formal o del esclavo
El collar formal representa un mayor compromiso entre dominante y sumiso. Es el collar definitivo, puesto que supone una entrega y aceptación total a la relación entre ambos. La imposición de este collar de sumisión es voluntaria, ya que si después de llevar puesto el collar de entrenamiento, quiere dar por terminada la relación, puede hacerlo.
El momento en el que el sumiso recibe este collar recibe el nombre de Ceremonia del Collar, y puede suponer, más allá del collar, la imposición de marcas en el cuerpo del sumiso, tales como piercings o tatuajes.
Otros collares
Además de los collares que se utilizan para marcar el rol del sumiso en las relaciones de dominación-sumisión, existen otros que se pueden utilizar en momentos puntuales, como puede ser durante las relaciones sexuales entre amo y sumiso.
Collar de inmovilización
El collar de inmovilización es un tipo de collar sexual que está estrechamente vinculado a las sesiones BDSM. Los collares inmovilizadores son uno de los elementos bondage más conocidos, puesto que permiten que el sumiso o la sumisa no puedan moverse. En algunos casos, los collares bondage están sujetos a partes externas, de manera que no el sumiso no pueda hacer ningún movimiento que implique cambiar de posición su cuello.
Collar virtual o cibernético
Los collares virtuales son aquellos que se colocan para relaciones BDSM a distancia. Debido al auge de las redes sociales y de los blogs especializados en BDSM, ha surgido la necesidad de marcar el rol de cada una de las personas que toma parte en esos espacios. Por eso, existen diferentes tipos de marcadores que indican la posición en la que se encuentra la persona, y son los siguientes:
Las personas que mantienen una relación virtual con un dominante deben escribir su nick encerrando entre llaves las iniciales de su dominante, de la siguiente manera: nick{xx}.
En cambio, si la relación es real, no virtual, las iniciales deben ir entre corchetes: nick[xx].
Por último, para relaciones que intercalan realidad y virtualidad, la manera de hacerlo es combinando los dos símbolos anteriores: nick{[xx]}.
Después de haber explicado todos los tipos de collar que existen, ¿te atreves a probarlos?
Miss Sexydream es la redactora jefa del blog del sex shop Sexydream. Especialista en las artes amatorias, le apasiona la literatura erótica, los masajes con aceite y los preliminares que comienzan con una copa de buen vino.
