Qué es el pegging y por qué practicarlo

El pegging es, sin duda, una de las prácticas sexuales que se encuentra más rodeada de tabúes. Esta práctica se ha dado a conocer en los últimos años, y es que ni siquiera tenía un nombre antes de 2001. 

Fue, entonces, el inicio de siglo el que hizo que se corriera la voz sobre el pegging. Por eso, en este artículo vamos a desgranar los pormenores de esta práctica sexual, que para muchos es tabú, pero que quienes la han probado no se han arrepentido.

En SexyDream pensamos que hay que probarlo todo: por eso, si aún no has probado el pegging, ¡toma nota!

Qué es el pegging

El pegging es, como ya hemos dicho, una práctica sexual controvertida. Pero ¿en qué consiste? Se entiende por pegging la práctica sexual en la que una persona con vulva penetra analmente a una persona con pene, con el uso de un juguete o con la mano, generalmente un strap-on con correa. Por tanto, se trata de una práctica anal en la que la persona que es sodomizada es la persona con pene.

La importancia de los roles

Por decirlo de otra manera, el pegging es un juego de intercambio de roles. En él, la persona penetrada es la que, en relaciones sexuales convencionales, penetra. Y viceversa.
Además, es una práctica muy común en parejas con relaciones BDSM, en las que la parte dominante es la mujer

Desde otro punto de vista, el pegging es una tendencia que siguen las parejas que, aunque no sean asiduas al BDSM, sí les gusta probar cosas nuevas.

Por lo tanto, uno de los puntos clave del pegging como práctica sexual es el intercambio de roles.

Pero, entonces, ¿qué es el pegging para hombres y para mujeres? Cada uno tiene un rol diferente en esta práctica, así que vamos a explicar al detalle cuál es el rol de las personas implicadas. 

Pegging para hombres

Al practicar pegging, los hombres son las personas penetradas. Esto permite que los hombres puedan experimentar nuevos niveles de placer sexual al sentir la estimulación directa del dildo. Además, también puede ayudarles a desarrollar una mayor conexión con la persona que les está penetrando.

En algunos casos, estos hombres son la parte sumisa dentro de una relación BDSM, en la que se sienten humillados y sometidos.

También es posible, como comentábamos, que el pegging sea una práctica consentida dentro de una relación sexual vainilla. En este caso, los hombres la practican porque se sienten atraídos por la idea de probar la estimulación anal, el orgasmo prostático y la idea de, al menos una vez, sentirse sometidos por su pareja.

En definitiva, el pegging para hombres es una práctica en la que se sienten dominados, dejándose penetrar por su pareja cuando lo “habitual” es la penetración a la inversa.

Pegging para mujeres

En el pegging, la mujer se coloca un arnés con un dildo o un vibrador para tener relaciones sexuales anales con un hombre. Generalmente, las mujeres que practican pegging lo hacen para experimentar la penetración, ya que pueden tener un control mucho mayor sobre la profundidad y el ritmo de la penetración. Esto también ofrece la oportunidad de explorar formas de placer inusuales, ya que el hombre puede experimentar placer del ano al mismo tiempo que excita a su pareja.

Las relaciones BDSM en las que la mujer es la dómina son el tipo de relaciones que juegan con este cambio de roles: son las que penetran al hombre, sodomizándolo, dominándolo y humillándolo.

Juguetes para practicar pegging

El pegging es una práctica que precisa del uso de, al menos, un juguete sexual. En relaciones BDSM, la dómina puede decidir castrar al sumiso mientras le penetra, y esto se puede llevar a cabo con jaulas de castidad.

Sin embargo, el juguete necesario para realizar este tipo de prácticas es siempre un dildo. 

Si estás pensando en empezar a practicar pegging, lo más recomendable es hacerlo con un strapon con arnés. Este tipo de juguetes están pensados para esta práctica: son un dildo sujeto a una correa, perfectos para que una persona sin pene pueda penetrar a otra.

Miss Sexydream

Miss Sexydream es la redactora jefa del blog del sex shop Sexydream. Especialista en las artes amatorias, le apasiona la literatura erótica, los masajes con aceite y los preliminares que comienzan con una copa de buen vino.

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